Hallar culpables por la velocidad de respuesta que muchas empresas tuvieron, frente a la pandemia, no ayudará mucho ni a nuestros colaboradores al frente ni a estar mejor preparados para el futuro. Nadie podría haber visto venir la velocidad y la profundidad de esta crisis. Sin embargo, los principios fundamentales de velocidad y flexibilidad de manufactura Lean y una reevaluación de los riesgos de la cadena de suministro, serán esenciales para superar los próximos meses y prepararse para el futuro.

En medio de la pandemia del coronavirus, se ha dicho que los gobiernos debían haber estado mejor preparados, igual que las empresas. Muchos países dependen de la importación de productos y la administración de dichos inventarios. Las estrategias de ahorro de costos y la búsqueda de la eficiencia han sido culpadas por la escasez de productos básicos: equipos de protección personal, ventiladores, productos de papel, desinfectantes y alimentos, entre otros.

Las súplicas de los profesionales de la salud, que están enfrentando diariamente la crisis, por suministros críticos, han sido trágicas y profundamente frustrantes. La lucha continua para obtener equipo de protección adecuado para que puedan hacer su trabajo de manera segura es una clara falla sistémica. Es un fracaso que  algunas personas predijeron e intentaron prevenir, pero nadie predijo la magnitud de esta crisis. Las decisiones que se toman día con día en los diferentes negocios no contemplan eventos catastróficos como el que vivimos. El JIT y las prácticas de manufactura Lean no son los culpables. Sin embargo, sí serán una gran parte de la solución para cada segmento de la economía.

Los cambios que vienen. 

Para responder eficazmente a los eventos disruptivos del mercado y la sociedad, como la pandemia, se requiere velocidad y flexibilidad. Estas dos características son inherentes a una estrategia de manufactura lean y de cadena de suministro. Hoy por hoy estás dos características se están desarrollando a marchas forzadas para poder responder a la demanda actual: cubrebocas, guantes, gafas, batas, etc. Sin embargo, son características que deberán fortalecerse para el futuro. Tener grandes cantidades de inventario, por si acaso, no es una opción.

Del mismo modo que las cadenas de suministro del ejército deben estar protegidas estratégicamente, en el futuro, todos los países deberán tomar medidas para reconocer y proteger mejor las cadenas de suministro de alimentos, así como los productos y servicios de salud. Algunas de las recomendaciones que serían útiles para prepararse para tiempos de escasez, serían:

  • Líneas de producción flexibles y capacidad de respuesta para satisfacer los picos de demanda, cuando ocurran.
  • Negociaciones de largo plazo que permita, que los proveedores, puedan desarrollar capacidades para responder adecuadamente en momentos de crisis.
  • Estrategias conjuntas entre los gobiernos y los sectores productivos para reaccionar conforme los eventos disruptivos lo sugieran.

De entre estas posibles medidas, debemos tener en cuenta que acumular inventario de ciertos suministros médicos no es la solución que algunos piensan. Muchos de estos productos tienen una vida útil, lo que implicaría un financiamiento continuo para reemplazarlos. Cualquier equipo, como los respiradores, necesita revisiones y mantenimiento regular. A menos que acumulemos todo, lo que no es financieramente viable, lo más probable es que no contemos con los suministros correctos de mayor demanda durante la próxima crisis, sea del tipo que sea.
Desde el punto de vista de la industria, las estrategias y algoritmos de planificación de inventario se basan en patrones de demanda normales y fluctuaciones estacionales. Después de que la economía se estabilice, estos modelos seguirán siendo efectivos el 99% del tiempo. Al mismo tiempo, los líderes empresariales tendrán que reconocer que cada 10, 20 o 50 años, habrá un evento tremendamente impredecible a nivel local o macroeconómico que desestabilizará todos los esfuerzos de planificación.

Usted no puede sencillamente planear estos eventos que sólo suceden una vez por generación, pero puede priorizar la adaptabilidad y la capacidad de respuesta para adaptarse y sobrevivir a tales alteraciones cuando estas ocurran. Muchos manufactureros están demostrando esta resiliencia hoy.

Por ejemplo, en las instalaciones de uno de nuestros clientes se apagaron algunas líneas de producción, mientras que otras no pueden producir productos lo suficientemente rápido para satisfacer el gran aumento en pedidos. No hay forma de haber previsto tal cambio ni el aumento de la demanda después de haber cumplido con los pedidos del inventario.

Este cambio sin precedentes, significa que las capacidades de producción de su red, ubicadas estratégicamente cerca de los mercados clave para una reposición rápida, ya no están alineadas con la demanda local. La compañía está respondiendo a desequilibrios regionales y ajustando su estrategia logística y cambiando su capacidad donde sea posible y lo más rápido posible.

Experiencias similares, aumentarán la capacidad de recuperación de la cadena de suministro y mejorarán la capacidad de los manufactureros de todo el mundo para responder a nuevas disrupciones. En el futuro, estas capacidades deberán aumentarse mediante una comprensión y gestión más profundas en cuanto a los riesgos de la cadena de suministro.

Los riesgos ocultos revelados de la cadena de suministro

Durante las últimas décadas, a medida que cambiamos la producción y seleccionamos proveedores en función de los costos y los niveles de servicio, las empresas y las organizaciones gubernamentales se han vuelto más tolerantes al riesgo. Nos hemos vuelto insensibles a los riesgos derivados de los posibles cambios ambientales, políticos y de otro tipo. Las disputas comerciales entre los Estados Unidos y China y la imposición de aranceles a muchos productos, fueron una advertencia temprana de que algunos riesgos no se habían tomado en cuenta en los modelos de abastecimiento estratégico.

Será necesario reequilibrar las estrategias futuras de la cadena de suministro para poner más énfasis en minimizar el riesgo y no tanto en los costos más bajos posibles, mismos que se pueden incentivar a través de las políticas fiscales, regulatorias y de compras del gobierno.

Los manufactureros deberán centrarse en dos áreas principales, que se pueden gestionar de forma independiente:

  1. La flexibilidad y capacidad de respuesta de su cadena de suministro de materia prima y
  2. Hacer su proceso de conversión y producción de productos terminados lo más rápido posible

Por otro lado, en cuanto a la materia prima; parece ser que sigue siendo posible coordinar las largas cadenas de suministro para aquellos artículos basados en bienes básicos que pueden almacenarse en grandes cantidades. Para reducir el riesgo, al acercar la producción al consumo, y mejorar la capacidad de respuesta, sería conveniente que las empresas estadounidenses reduzcan el porcentaje de productos que lleguen de cadenas de suministro lejanas, como de China o del sudeste asiático.

De la culpa al crecimiento

Una vez más, todo se reduce a los principios fundamentales de velocidad y flexibilidad. Las empresas que tengan éxito, continuarán enfocándose en acortar los plazos de entrega y sus cadenas de suministro, desde las materias primas hasta la conversión de productos terminados. Los equipos de gestión eficaces, demostrarán capacidades de soluciones rápidas de problemas, aplicarán estrategias lean para reconocer el riesgo y adaptarse rápidamente a un contexto cambiante y a los nuevos patrones de demanda, después harán planes alternativos para cuando haya alteraciones.

Hoy, los manufactureros se ven obligados a desarrollar músculos de resiliencia, usted está construyendo la velocidad y flexibilidad de su organización y profundizando la comprensión de riesgos por parte de todos. Todas estas capacidades serán esenciales en los próximos meses y en el largo plazo, cuando regresen los patrones de demanda más normales.