El gran reto que tiene por delante la industria alimentaria reside en generar productos con innovación, más apegados a las exigencias del mercado. Si bien es cierto que más del 40% de los alimentos procesados son productos panificados, la tendencia de consumo actual se ha ido modificando incluso en México.

Hoy los consumidores buscan estilos de vida más saludables. Por ello, a la industria alimentaria se le presenta la oportunidad de generar productos  dentro de la tendencia “bajos en…”, es decir: bajos en grasa, en azúcar, en sal; o bien productos “Cero %...”; es decir, cero grasa, cero azúcar, cero sal, etcétera. La manufactura de alimentos con el uso de edulcorantes alternativos al azúcar encuentran mucho éxito, lo mismo que productos hechos con base en harinas integrales. Esta tendencia de ninguna manera pretende estigmatizar los productos elaborados en su forma tradicional, pero sí generan más opciones al público consumidor. Siempre he creído que México debe ser un país joven pero responsable.

Las medidas paternalistas y prohibitivas en torno al consumo de los mal llamados “venenos blancos” no deberían ser imposiciones para combatir un problema multifactorial, como lo es el de la obesidad. No obstante dejo el reto sobre la mesa: la industria ya ha lanzado productos espectaculares como el yogur griego, el humus, los chicles biodegradables; productos con mayor contenido proteico, con mayor contenido vitamínico; con texturas y colores innovadores; es decir, la constante debe ser siempre la adaptabilidad al mercado.